Ovación cerrada la que se otorgó a Garnachastontas tras terminar la defensa de su tesis(ver crónica 13ª cata). Su revolucionaria idea de abrir la boca como el Gargantua y beber directamente del pitorro ancho del porrón mereció el cum laude por parte del exigente jurado.
Con tantas emociones se nos hizo difícil centrarnos en los vinos aunque como profesionales que somos cumplimos nuestro deber.
Muy bien los blancos, dispuestos en creciente complejidad, aunque todos estupendos y dando la talla. El Polus 2012 un viura(ver viura en la vinopedia) de la Rioja Alavesa fresco y con su punto de acidez. Un vino para beber de trago, sin más complicaciones. A su lado estaba el Ribera de Asón 2012, vino cántabro de albariño(ver albariño en la vinopedia) y chardonnay, muy frutal, equilibrado y largo con sus toques de manzana. También disfrutamos el Enate 234 , monovarietal de chardonnay que con ese nombre de versículo del Antiguo Testamento nos supo extraordinario, con una nariz muy aromática de frutas blancas y recuerdos de albaricoque. Qué majo, desde aquí le mandamos también recuerdos a José Antonio Albaricoque, gran persona y mejor vinocrossista que no pudo venir a la cata. Este vino tenía también un paso por boca untuoso y fresco. Para completar la serie estaba el Envidia Cochina 2011, albariño de Rías Baixas con una nariz compleja, tonos minerales, flores y un especial aroma a yogur de limón(alguno insistió en hacer un bizcocho con él, animalito)
La ensaladilla lokomotiv se compenetró perfectamente con estos blancos y desapareció en cuestión de pocos minutos.
En el descanso que hubo antes de meternos con los tintos se aprovechó para romper un par de copas a la vez que se comentó el reciente lanzamiento de i-TASCA, la nueva aplicación para móviles con la que puedes consultar la tasca que está de guardia para casos de emergencia. Una gran labor social.
Así que nos sumergimos en los tintos(metafóricamente hablando, ya que esta vez también faltó nuestro campeón de zambullidas, Txema Weissmüller, que estaba dando un cursillo a los clavadistas de Acapulco ). Nos atrevimos con garnachas de diferentes zonas.
El Finca Bancales 2009, un cariñena equilibrado con un aroma característico mentolado(chocolatina After Eight), buen vino. El Marañones 2011, muy cerrado al principio, pero que sacó después tonos de una elegante madera con sutiles tostados y crema catalana, casi nada, muy buen tintorro.
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Otro de Madrid como el anterior y también recomendado por elsumiller.es fue La Bruja Avería 2011, de la Bodega Comando G(qué daño ha hecho esnifar pegamento entre nuestra juventud), al que igualmente le costó mucho abrirse y mostró tonos lácteos y mucha fruta, un vino para disfrutar. Otra alegría nos dio Juan Carlos Sancha y su Peña el Gato 2011, un riojano con 13 meses de crianza en barrica, el vino, no Juan Carlos; a él no creemos que le haría mucha gracia quedarse encerrado tanto tiempo sin poder ver El coche fantástico. Muy serio al principio, astringente, pero que ganó con el tiempo, gustó mucho, claro que sí, gracias de nuevo a Igor por este vino y por el Polus. Se incluyó a última hora un Borsao Garnacha Mítica 2011 (ya el nombre acojona) de Campo de Borja(ver Campo de Borja en la vinopedia) que aunque no disgustó quedó a distancia de los otros cuatro. Empezó con un olor desagradable que afortunadamente se difuminó mostrando un vino de fácil beber. Y si no, nos habríamos tapado la nariz para beberlo, ahí lo íbamos a dejar, que hay una reputación que mantener.
Todo este arsenal nos lo pimplamos con unas granitopencas en salsa que estaban de vicio.
Y como habíamos cogido carrerilla nos pasamos a los dulces directamente, sin pasar por la casilla de salida ni cobrar las 20.000 pesetas. 2 botellas de cada de los estupendos Mas de Frares vi de licor del Priorat con garnatxa negra i samsó, muy logrado mostrando esa garnacha perfectamente, y el Jorge Ordóñez & CO, nº1 2010, moscatel de Alejandría malagueño que entusiasmó a los catadores hasta tal punto de otorgarle el HUEVO DE ORO.
Vino muy fino, con toques cítricos, piel de limón, miel y hasta fruta escarchada con la única pega de lo pequeña de la botella(monodosis comentó un vinocrossista). Paso por boca suave y largo, una delicia. Aprovechó estos vinos nuestro winemaker Aitor Refactos para hacer un coupage de ambos, un clarete de garnacha de Alejandría que bautizó como Jorge de Frares. Aunque para ser justos hay que decir que fue fruto de un error al rellenar una copa con el vino equivocado.
Eso fue lo que dio de sí la noche, la siguiente el 23 de mayo como fecha provisional con un tema para la habitual mesa redonda: "Vinos de guarda: ¿estamos locos? Que se echan a perder..."
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