Comenzó
la nueva temporada de catas en el Club La Huevera el jueves 27, día en
que medio mundo celebraba el 191 aniversario de la entrada triunfal en
Ciudad de México del ejército Trigarante a las órdenes del general
Agustín Iturbide al grito de "a mi me llaman el tablooooooon porque me
gusta el morapio". Joder Agus, qué tío.
En
cuanto al santoral, que como todo el mundo sabe nos gusta recordar, se
honraba a San Bonfilio de Fara, obispo italiano que tras estar 10 años
en Tierra Santa volvió a retirarse al monasterio de Storaco(CASUALMENTE
conocido por su producción clandestina de grappa y de orujo de sandía)
Alguna
cara nueva(cosas de la cirugía plástica), copas más bien sucias, hambre
y sed, mucha sed. Dimos la bienvenida al nuevo miembro del club, el
señor Garnachastontas.
Y como no nos gusta perder el tiempo enseguida le metimos mano a los blancos, sin compasión: el Juan Gil 2011, moscatel seco de Jumilla que nos despistó hasta el final, el Villa Wolf 2011, gewurztraminer que gustó a algunos, distinto de otros GW que se han catado; también un viejo conocido, el Stallmann 2010 Sauvignon Blanc: estos alemanes le pegan a todo: riesling, GW, sangría, mahou 5 estrellas, balconing,… El cuarto era el Premier Grives 2011 de
Tariquet, bodega de la zona de Gascuña. Un vino de Gros Manseg
característico con sus toques dulces y ácidos, perfecto para acompañar
el camembert y el brie que se unieron a la ensaladilla locomotiv.
¿Y
cual fue el huevo de oro? Pues no hubo. Estuvieron correctos, pero
ninguno entusiasmó así que lo guardamos para mejor ocasión y pasamos a
los tintorros:
el Mérula 2007, del Penedés, un merlot(véase merlot en la vinopedia) que estuvo a la altura, especiado, taninos maduros(véase tanino en la vinopedia) y fruta. A su lado nos esperaba el Románico 2010 de Toro con su tinta de Toro, mucho mejor en boca que en nariz y el Embruix 2009 de Priorat(garnacha y otras) con agradables aromas del tostao de la barrica(véase Tostao en vinopedia).
El último fue el Alquez 2009 de
Calatayud, garnacha de la Alianza de Garapiteros, que no es el título
de la cuarta parte del Señor de Los Anillos sino de la bodega que
elabora este equilibrado vino. Amable, redondo y goloso, vamos, como el
oso Yogui.
Aunque
gustaron los tintos tampoco otorgamos ningún huevo de oro. Nos los
ventilamos con queso Idiazabal y un pollo en salsa preparado por
Granito(véase pollo y Granito en vinopedia).
Para
el siguiente día vamos a preparar una cata de Grandes Clásicos, lo cual
no quiere decir que nos vayamos a entrompar viendo Lo que el viento se
llevó(aunque para tragársela más vale estar bastante castaña). La
solución el 18 de octubre, yo no me la perdería.